domingo, junio 25, 2006

Ronda de los buscadores (I)

Si algo encontró en los suburbios de ese mar, fue mucho desconcierto. Muchas ganas de hacer música con tan poca cosa. Con esa paz ansiosa, propia solamente de la lejanía de la tierra, Luis se sentó a mirar las olas a lo lejos. Unas olas minúsculas que ya no rompían con nada, parecían enjambres de cordilleras saltando en algo biscoso. Luis, que nunca acertó pronóstico alguno, ahora intentaba descifrar un mensaje en la conversación del mar. Cuántos días llevaba en ese silencio. Alguna señal, por pequeña que fuera. Alguna regularidad. Algún orden que desde esos montes de agua se extendiera a todo lo que demás. Eso era lo único que pedía. Luis, que nunca creyó en nada, ahora le tenía fe a esa mole de agua. Hay viajes en avión que en unas pocas horas cruzan todo aquello. El decidió ir en barco, buscando algo. No se sabe qué. Algo.