jueves, marzo 16, 2006

Baricco, Ilíada

“...paradoja sobre paradoja. Un texto griego traducido al italiano
que es adaptado en otro texto italiano y, al final, traducido, Pongamos, al chino. Borges se habría frotado las manos”
A. Baricco


Todo comenzó en un día de violencia. De esta manera implacable el escritor italiano Alessandro Baricco (Turín 1958) nos abre la puerta a su nueva empresa literaria. Con la prosa contundente, precisa y conmovedora a la que nos tiene acostumbrados, Baricco rescribe una de las obras más importantes de la literatura mundial: La Ilíada.
Según palabras del propio autor, a finales del año pasado tuvo la idea de organizar una lectura pública de la gran obra épica que narra la guerra entre troyanos y aqueos. La idea le encantó dada la belleza de la obra y su desconocimiento moderno. Al igual que El quijote son obras, en general, más comentadas que leídas. Sin embargo se percató de que el texto, tal y como estaba era ilegible en la práctica, se requerían más de cuarenta horas, y sobre todo, un público paciente que las soportara sin perder la atención. Con todas estas consideraciones Baricco se dio a la tarea de adaptar el texto para tal fin, haciendo intervenciones muy cuidadosas para reducir el tiempo de lectura.
Todo este ejercicio de rescate del ritmo natural de la obra lo llevó a hacer fundamentalmente cuatro intervenciones. Por una parte, una estilística, que da inicio con la elección de alguna de las traducciones autorizadas . Trabajó sobre la versión de Maria Grazia Ciani, básicamente por que está escrita en prosa, y por que estilísticamente era la que más lo convencía. Baricco buscaba sobre todo el uso de un italiano más fluido que dejara al descubierto el ritmo de la historia, endurecido por las antiquísimas traducciones.
En segundo lugar eliminó algunas partes del texto, por ejemplo todas las repeticiones (que en La ilíada son varias), buscando siempre no suprimir escenas completas y haciendo únicamente cortes, no adaptaciones, es decir, eliminó fragmentos y pegó las orillas. Sin embargo a su intención de no suprimir escenas completas hizo una concesión: suprimió las intervenciones de los dioses. Baricco argumenta que hacían lenta una narración que la mayor parte del tiempo se lleva al cabo en el campo de batalla, con toda la velocidad y violencia que esto representa. Las considera además, ajenas a la sensibilidad moderna y hasta innecesarias.
En tercer lugar, una modificación que le da al libro un carácter muy personal de Baricco, es la focalización de los narradores. Se auxilia de personajes que él elige para que cuenten la historia siempre en primera persona, así Helena, Príamo, Aquiles, Ulises y Agamenón, entre otros, cuentan la historia de la guerra de Troya a través de sus propios ojos. Por último, no podríamos esperar que un narrador como Alessandro Baricco se negara la posibilidad de agregar algunas líneas al texto original. Pequeñas acotaciones, y el final, que este caso se extiende hasta la caída de Troya. Todas estas adiciones las señala con cursivas para evitar confusiones.
Un experimento sumamente placentero para el lector, y valorado por la crítica al grado de que confiesan haberlo disfrutado más que el original. Alessandro Baricco es un escritor de ficciones breves, incluso City (1999), su novela más larga, es un entramado de pequeñas y entrañables historias, su intervención al texto homérico es una empresa con resultados magníficos. Baricco es autor también de las novelas Océano mar (1993), Seda (1996), y Sin sangre (2002), y del monólogo teatral Novecento (1994).