Las horas
En la mitad de enfrente de mi pecho
son ya las doce del día.
Y ahí, en donde el centro de tu corazón
se acomoda al mío,
cae a plomo un dulce sol
que todo lo ilumina.
Y ahí, donde un viento submarino
sopla entre tus cabellos,
hay un reloj que señala
una hora que está fuera del día.
Luego vino la catástrofe
una de esas sin nombre
que no aparecen aún
en los manuales de rescate.
Todo consumido por el fuego.
Antes del polvo,
la sombra del polvo.
Después del agua
las cenizas del agua.
Y ahí queda un reloj
que ya no señala ninguna hora.
son ya las doce del día.
Y ahí, en donde el centro de tu corazón
se acomoda al mío,
cae a plomo un dulce sol
que todo lo ilumina.
Y ahí, donde un viento submarino
sopla entre tus cabellos,
hay un reloj que señala
una hora que está fuera del día.
Luego vino la catástrofe
una de esas sin nombre
que no aparecen aún
en los manuales de rescate.
Todo consumido por el fuego.
Antes del polvo,
la sombra del polvo.
Después del agua
las cenizas del agua.
Y ahí queda un reloj
que ya no señala ninguna hora.
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